Cita Bíblica: Colosenses 2:6-7
Cuando el Señor nos coloca una condición, prácticamente podemos
entender que no es que hacemos lo que a bien nos provoque, siempre
tendremos una responsabilidad que cumplir. Tampoco Dios nos pregunta,
si queremos hacerlo o no. Simplemente debemos obedecer y punto, porque
es Él nuestro Padre y nosotros sus hijos.
Recibir a Jesucristo en mi corazón, fue el mejor y más maravilloso
regalo que Dios me pudo haber dado, de eso estoy muy agradecido y
además lo tengo muy claro. Pero en este proceso, he ido aprendiendo lo
importante de mantenerse con los ojos puestos en Dios.
La exigencia del Padre Dios, en estos versículos es que debemos andar
como anduvo el Señor Jesucristo y claro, para algunas personas eso
significa un tremendo sacrificio, un gran desafío para otros, pero en
realidad debe ser para nosotros el gran privilegio. Obviamente nunca
mientras estemos en este mundo, alcanzaremos la altura de Cristo, pero
justamente ese es el punto, que siempre debemos vivir inspirados por su
testimonio, el cual quedó plasmado en los Evangelios y por ello,
seguimos adelante, como dice el Apóstol, al supremo llamamiento.
Arraigados y sobreedificados. Vr.7. Es un continuo caminar aferrado de
la mano del Señor, el arraigarse es no soltarse, al contrario, así como
los que escalan una montaña, se van arraigando con más fuerza a la
empinada montaña; qué decir de sobre edificar, es ir construyendo sobre
una base dada, aquí Cristo es nuestra roca, sobre él nos vamos sobre
edificando, porque entre todos somos su cuerpo, pero también somos como
ese edificio que se va construyendo de a poco, es decir, coloco primero
una piedra, luego la otra y así sucesivamente, por eso, la vida
cristiana es un proceso de nunca acabar.
Nunca nos podemos cansar de aprender y sobreedificar, porque es Él
quien nos da, el crecimiento, entonces si amamos a Dios, vamos a
perseverar, vamos a sobreedificar, siempre buscaremos el momento de
arraigarnos con todas nuestras fuerzas a la Roca de nuestra salvación.
Cuando lleguen esos momentos de tentación o de preocupación, momentos
de tristeza y de dolor, momentos de luto o de gran alegría, justo ahí,
debemos estar arraigados a Cristo, cuando creamos que no podemos hacer
algo, es el momento de sobreedificar, es decir aprender más de la
palabra y enseñar a otros de ella. Se dice que cuando uno se preocupa
más por los problemas de los otros y les ayuda, los de uno parecen
mínimos.
Oremos a Dios, que nos de la capacidad para siempre entender que este
privilegio que tenemos de llamarnos sus hijos, es para nosotros el
punto más importante, por lo cual les estaremos siempre tan
agradecidos, que debemos buscar como arraigarnos siempre a Él, y como
sobreedificar, llevando a otros a sus pies, para que también formen
parte de ese gran edificio que es su Iglesia.
extraido de: http://misionpaz.org/index.php?zona=devocional